domingo, 1 de junio de 2008

Michael Faraday

Fue uno de los hombres más influyentes en la historia de la ciencia, con él dieron origen los términos anión, catión, electrodo y electrolito. Faraday (1791-1867) de origen humilde, fue aprendiz de un encuadernador de libros en Londres cuando tenía sólo 13 años. Disfrutaba su trabajo porque así tenía la oportunidad de leer, y fue así como un pequeño libro de química encendió su apetito por la ciencia. Empezó a realizar experimentos sobre electricidad por su cuenta, cuando en 1812 un cliente de la tienda lo invitó a acompañarlo a una conferencia de uno de los químicos más afamados en ese entonces, Sir Humphry Davy. Faraday quedó tan fascinado por la conferencia de Davy que le escribió pidiéndole un puesto de asistente. Faraday fue aceptado y empezó su trabajo en 1813. Su trabajo fue muy fructífero y su talento fue recompensado al asumir el puesto de Director de Laboratorio de la Royal Institution, el puesto de Davy, 12 años más tarde.
Sus contribuciones a la física y a la química fueron enormes, entre ellos,
  • el concepto de la inducción electromagnética, que condujo al primer transformador y al motor eléctrico
  • la noción de las leyes de electrólisis, el efecto de la corriente eléctrica en los compuestos químicos
  • el descubrimiento de las propiedades magnéticas de la materia
  • el descubrimiento del benceno y otros compuestos químicos
  • el descubrimiento del "efecto Faraday", la rotación del plano de la luz polarizada por un campo magnético
  • los conceptos de los campos eléctrico y magnético.

Contó entre sus cualidades el ser un buen conferenciante (algo que hoy en día es casi obligatorio para todo científico), divulgando la ciencia al público en general. Fue consciente de la importancia práctica de sus descubrimientos, a tal punto que cuando William Gladstone, ministro de Economía le preguntó sobre el valor práctico de la electricidad, Faraday le respondió: "Algún día, Señor, podrá cobrar impuestos por ella" (Diario de Avisos, Borrador-Cuaderno Semanal de Ciencia y Arte, 31/05/2008, n. 13, pp. 6-7).

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