Lavoisier supo interpretar la investigaciones realizadas por otros científicos, como los de Joseph Priestley y Henry Cavendish, que unidos a sus propios experimentos, lo condujeron a ser el primero en dar a conocer la existencia del gas oxígeno; a demostrar que el agua no era un elemento como se creía en ese entonces, sino que estaba compuesto por oxígeno e hidrógeno; y, a determinar que el aire esta formado principalmete por una mezcla de un gas inerte (ázoe o nitrógeno) y otro activo (oxígeno). Estos hallazgos lo llevarían a probar la participación del oxígeno del aire en la combustión, poniendo fin a la teoría del flogisto.
Sus estudios se extendieron al proceso de respiración de los seres vivos. En colaboración con el matemático Pierre Simon de Laplace, Lavoisier observó que el calor producido por una coballa al exhalar una cantidad determinada de CO2, es similar a la cantidad de calor producido por la combustión de carbón para dar la misma cantidad de CO2. Este resultado les permitió concluir que la respiración era en realidad un proceso de combustión. Aunque no llegaron a entender los detalles del proceso (supusieron que la reacción tenía lugar en los pulmones y no en las venas y arterias, como luego descubriría Magnus en 1837), este fue un paso importante en el desarrollo de la bioquímica.
Asimismo, se le reconoce como uno de los pioneros de la nutrición. Con la ayuda del químico Armand Séguin, Lavoisier midió el calor producido por el cuerpo cuando es sometido a esfuerzo físico y al consumo de diversas cantidades y tipos de alimentos. Un dibujo realizado por Madame Lavoisier, que se ilustra a sí misma tomando notas en una mesa cercana, muestra a Séguin sentado y presionando un pedal, con una máscara de cobre en su rostro que captura el aire expirado. Un médico toma el pulso de Séguin para determinar los efectos del ejercicio físico y el consumo de alimentos.
Sus descubrimientos científicos no lo pudieron proteger de la intolerancia del Reino del Terror de la Revolución Francesa. Su condición de inversionista en una compañia recaudadora de impuestos, le supuso la muerte por guillotina en 1794. A la petición de clemencia por parte de su esposa y sus colegas, alegando lo mucho que Lavoisier había hecho por la Revolución como químico, se les respondió con esta célebre frase: "La Revolución no necesita de científicos".
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me parecio muy bueno
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